Es la pérdida del tono, firmeza o tersura de la piel, que puede afectar a diferentes zonas del cuerpo. Es uno de los signos más inestéticos del envejecimiento cutáneo.
Está causada fundamentalmente por el fotoenvejecimiento, tabaco, dieta pobre en proteínas, pérdida de peso con dietas inadecuadas, enfermedades del colágeno, predisposición genética.
Es importante prevenirla con una dieta equilibrada, ejercicio físico y aporte de nutracéuticos. Para tratarla es necesario mejorar la microcirculación de la zona y estimular la síntesis de colágeno. Para ello contamos con: mesoterapia con complejos vitamínicos, oligoelementos, ácido hialurónico no reticulado y aminoácidos; productos tensores en forma inyectable (productos con efecto reposicionante músculocutáneo) o en forma de hilos de sustentación, y terapias físicas entre las que destaca la radiofrecuencia, que aumenta la temperatura subcutánea para conseguir un tensado de la piel.